Más alto, más rápido, más grande. La tendencia megalómana de los magnates chinos del ladrillo no deja de sorprender.
Hace poco era Zhang Yue, presidente de Broad Group, con su proyecto de erigir el rascacielos más alto del planeta en Changsha en sólo tres meses. Ahora es Deng Hong, cabeza del grupo ETG (turismo y construcción), quien levanta el que será el inmueble más grande del mundo.
Deng, con una fortuna estimada en 660 millones de dólares (unos 500 millones de euros), construye el New Century Global Center al sur de Chengdu, capital de la provincia de Sichuan, donde tiene la sede el conglomerado ETG. El proyecto consta de tres desarrollos: un museo de arte contemporáneo, una plaza pública y el denominado Centro Global. Este último es el llamado a batir el récord de superficie construida en un único espacio, con 1,4 millones de metros cuadrados.
En el interior de este mastodonte se planea abrir un parque de atracciones de 250.000 metros cuadrados, un centro comercial de 300.000 metros cuadrados, un centro de convenciones de 720.000 metros cuadrados, un hotel de lujo (bajo la firma de la cadena hotelera InterContinental) de más de mil habitaciones y un pueblo comercial al estilo mediterráneo.
Arquitecta de lujo
Parte del complejo abrirá sus puertas en abril de 2013, pero no estará finalizado hasta finales del próximo año, según la empresa. El diseño es de la arquitecta de origen iraquí Zaha Hadid, premio Pritzker en 2004, y la inversión superará los 1.200 millones de euros, según el servicio de ventas de ETG, donde afirman que ya se ha adjudicado el 80% de los espacios.
Parte del complejo abrirá sus puertas en abril de 2013, pero no estará finalizado hasta finales del próximo año, según la empresa. El diseño es de la arquitecta de origen iraquí Zaha Hadid, premio Pritzker en 2004, y la inversión superará los 1.200 millones de euros, según el servicio de ventas de ETG, donde afirman que ya se ha adjudicado el 80% de los espacios.
No es casualidad que los proyectos inmobiliarios más ambiciosos del momento se lleven a cabo en el interior de China, en ciudades hasta hace poco desconocidas fuera del país, como Changsha o Chengdu. Shanghai, Pekín, Shenzhen y Cantón –lo que se conoce como el primer nivel– ya han erigido símbolos arquitectónicos de talla internacional. Ahora es el turno de las urbes de segundo y tercer nivel, las que más crecen económicamente. Ahí se están abriendo la mayoría de los Zara, los KFC y los Starbucks, y ahí persiste la lucha por hacerse notar en el mundo.
Fuente: Diario Cinco Días
PATROCINADORES:
UNICCA
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