Solo el terrible paso de 2008 a 2009, una etapa crítica que se ganó a pulso el sobrenombre de Gran Recesión, se llevó por delante más puestos de trabajo que los que se han destruido entre el pasado octubre y este mes de marzo. En aquel semestre negro se perdieron 1,25 millones de empleos. Ahora, la segunda recesión en tres años, aún por bautizar, borra de un plumazo otros 722.000 en seis meses.
Más allá de lo que dicten la prima de riesgo de la deuda pública y las cotizaciones de la banca en los mercados financieros, o de lo que marcan las tasas negativas en el PIB, es el brutal deterioro de las condiciones de trabajo lo que da la medida de la profundidad de la crisis en España. Y los datos que suministró ayer la Encuesta de Población Activa (EPA) del primer trimestre son el espejo estadístico del descalabro. Con los 374.300 puestos de trabajo que se perdieron entre enero y marzo (en el trimestre final de 2011 fueron 348.800), la crisis ha destruido ya más de tres millones de empleo desde finales de 2007.
“Los datos de esta EPA son una muestra más del desgraciado comportamiento del mercado laboral en los últimos años”, admitió el ministro de Economía, Luis de Guindos, tras el Consejo de Ministros en el que presentó el nuevo programa de estabilidad, “la espina dorsal” de la política económica que va a desarrollar el Gobierno del PP en esta legislatura.
En ese programa, que incluye previsiones hasta 2015, el Ejecutivo que acaba de aprobar la reforma laboral más profunda de la democracia —detractores y partidarios coinciden en el juicio— asume que los próximos cuatro años se saldarán con 400.000 empleos menos. Que la legislatura de Rajoy acabará con una tasa de paro media (22,3% en 2015) superior a la que cerró el segundo mandato del socialista José Luis Rodríguez Zapatero (21,6%).
“¿Cómo se puede decir que la reforma laboral creará empleo en el medio plazo?, ¿Qué es el medio plazo para el Gobierno, medio siglo?”, ironizó la responsable socialista de Economía, Inmaculada Rodríguez-Piñero, al valorar los planes del Ejecutivo del PP.
“El Gobierno es extremadamente prudente y cauto en las previsiones, sobre todo en los relativos al mercado laboral, no va a generar ninguna falsa expectativa”, opuso Guindos. Para el ministro de Economía, las nuevas previsiones sí reflejan “un cambio de tendencia significativo” en el mercado laboral, el que va de una pérdida de empleo cercana al 4% este año a un incremento del 1% en 2015: una ganancia de 166.000 empleos que apenas compensará una cuarta parte de los 635.000 ocupados menos que el Gobierno prevé en 2012.
El paro también creció en el primer trimestre a un ritmo muy elevado, con un aumento de 366.000 desempleados respecto a los meses finales de 2011. El número de personas paradas supera así los 5,6 millones de personas, de nuevo una cifra sin precedentes. Y la tasa de paro escala al 24,4% de la población activa, muy cerca ya del récord de 1994. Al menos en la estadística, porque si el Instituto Nacional de Estadística hubiese aplicado entonces los criterios que utiliza ahora, en los años noventa del siglo pasado no se habría superado el 19% de paro, según cálculos del Banco de España.
El Ministerio de Economía cuenta con que la tasa de paro se suavice por razones estacionales (por la mayor contratación asociada a la temporada estival) los dos próximos trimestres, para rondar el 25% en los meses finales del año. Y da por hecho que la tasa promedio del desempleo dejará de crecer en el próximo ejercicio (24,2% frente al 24,3%). Solo un descenso de la población activa permitiría alcanzar este resultado con la destrucción de empleo prevista (un 0,4% menos que en 2011).
Aquí el Gobierno es mucho más optimista que los servicios de estudios privados, que anticipan una caída de la ocupación para el próximo año cercana al 1,5%. Y los informes más recientes de analistas españoles (Fundación de las Cajas de Ahorros, Analistas Financieros Internacionales o Instituto Flores de Lemus) predicen que la tasa de paro superará el próximo año el 26%, que en 2013 se traspasará otra frontera simbólica de la crisis: los seis millones de parados.
La destrucción de puestos de trabajo y el consiguiente aumento del paro en el primer trimestre siguieron la pauta predominante en esta crisis. Dos de cada tres empleos perdidos fueron temporales. Y fue el sector privado el que encajó más del 90% de las bajas. La mitad del descenso en la ocupación se produjo en los servicios, el sector básico de la economía española. Pero la construcción volvió a anotarse una pérdida de empleo (el 26% del total) muy por encima de su peso en el PIB.
Las consecuencias del estallido de la burbuja inmobiliaria se mantienen en el primer plano de la descomunal crisis laboral que legó: la mitad de los tres millones de empleos perdidos desde 2007 están relacionados de forma directa con el sector del ladrillo.
En los datos de esta EPA, pues, apenas afloran los factores que, según los servicios de estudios privados, explicarán el deterioro adicional del mercado laboral en los próximos meses. El drástico ajuste presupuestario en marcha afecta todavía de forma limitada en el número de asalariados de las administraciones: en el trimestre se perdieron 32.000 empleos públicos, casi todos temporales.
Tampoco hay signos de que la reforma laboral haya tenido un impacto significativo en la evolución de este trimestre. La mayoría de los expertos creen que la reforma, al menos a corto plazo, podría restar empleos estables al abaratar de forma sensible el despido en plena recesión. La EPA, que es una encuesta continua tiende a dar una foto aproximada de cuál era la situación a mediados del trimestre, en este caso cuando la reforma apenas había entrado en vigor (lo hizo el 12 de febrero).
Las estadísticas sí acumulan evidencias del enorme impacto social de la crisis, de las consecuencias de que una economía soporte tasas de paro superiores al 20% durante años. Más de la mitad de los jóvenes que buscan trabajo no lo encuentran. También más de la mitad de los parados llevan un año o más —en muchos casos, ya no cobran prestaciones por desempleo— en esa situación. Y son ya 1,7 millones los hogares que tienen todos sus miembros en paro.
Fuente: Diario Cinco Días
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