jueves, 19 de abril de 2012

Llora por ti misma, Argentina


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La furia nacionalista generada por mi artículo “Argentina: ‘El doble de delincuentes que de celdas’” ha generado una cascada de comentarios. Más de 100 pueden verse en este blog. Llama la atención los muchos que, además de insultar, descalifican el artículo por fiarse de rumores periodísticos al hablar de una posible expropiación. Cada uno se fía de quien quiere o de quien puede.
Lo que sí me impresionó ayer, al ver el anuncio de la nacionalización de Repsol por parte de la presidenta, fue el gesto del ministro de Trabajo de Argentina, Carlos Tomada, agitando su puño cual forofo que celebra la consecución de un gol por su equipo. Si yo fuera ministro de trabajo, saltaría por la ventana ante la noticia de que el empleo lo va a tener que generar el Estado y no la iniciativa privada. Una vez más, me vino a la mente la imagen del anuncio del “default” por Adolfo Rodríguez Saa y las palabras de incredulidad de López Murphy “¡Lo aclamaron!”. Este 17 de abril ocurrió lo mismo: La presidenta Cristina Fernández incautó una de las compañías más prósperas de Argentina y sus compatriotas se alegraron en lugar de llorar ante la ruina que les viene.
Aconsejo la lectura de la Tercera de Javier Rupérez en ABC de hoy. Arranca diciendo que “La ironía de la Historia hace que fuera José María Aznar el que en 2003 obtuviera a duras penas de George W. Bush, y luego de Horst Kohler, el entonces Director Ejecutivo de FMI y más tarde Presidente de Alemania, el asentimiento para articular los préstamos correspondientes que la Argentina de Kirchner (todavía él), sumida en el marasmo económico, urgentemente necesitaba. Fueron los mismos momentos en que el propio Aznar desbloqueó en la Casa Blanca el acuerdo de libre comercio entre Chile y los Estados Unidos, almacenado en el refrigerador después de lo que los americanos consideraban conducta poco amistosa de Ricardo Lagos, el Presidente chileno, con Washington al comienzo de la guerra de Irak. Chile, como se recordará, era en aquellos momentos miembro no permanente del Consejo de Seguridad y tomó ardorosamente partido con los opuestos a la acción bélica.
Aznar no tenía especiales buenas relaciones ni con Kirchner ni con Lagos pero consideró su obligación política y si se quiere patriótica, en función de los intereses superiores de España y de su presencia exterior, el ayudar a repúblicas hispanoamericanas en dificultades. Algunos entonces recordaron que en el fondo aquello traía a la memoria la ayuda que el General Perón prestó a la hambrienta España del General Franco con los envíos de cereales que nuestro país tan urgentemente necesitaba en los momentos críticos del aislamiento, al comienzo de los años cuarenta del pasado siglo. Lo cierto es que Aznar nunca dio publicidad a esas exitosas y amistosas gestiones, quizás porque entendiera que de su conocimiento público solo cabía esperar incomodidad para los beneficiarios...”
Como bien dijo el ministro de Exteriores español, García-Margallo, el lunes por la noche, ya volverán a necesitar ayuda...
Entre la tormenta de improperios y descalificaciones que he recibido por mi artículo antes citado, me ha llamado la atención un comentario elogioso. Al poder tener acceso al correo electrónico del remitente, he podido identificar a un importante banquero argentino, cuya familia directa ha servido a la República incluso desde el Gobierno de la nación. Su comentario aparece publicado con el # 55 y el alias Defraudado: "Como Argentino veo que con este tema tu blog puede batir record de comentarios porque va dirigido a la debilidad de mis compatriotas que es la soberbia. Al argentino común (no a todos por supuesto) le gusta que se le mienta siempre que sea con barniz épico. Cristina es inteligente y lo hace bien. Si hay un problema no se admite pero si se admite es seguramente producto de un acto de Dios inevitable. También nos gusta que se nos diga que somos un país rico pero que alguien ha escondido esa riqueza y se necesita de un líder fuerte para recuperarla de manos de ese malvado preferentemente extranjero (trabajar no es la solución porque toma mucho esfuerzo y sin garantías de éxito). Finalmente también nos creemos la envidia del mundo y por ende que los capitales tienen la obligación de invertir en Argentina. Es difícil admitir que si Repsol compró YPF no es porque Menem la vendió sino porque nadie más (Argentino o extranjero) la quiso comprar, igual de difícil admitir que el objetivo no es el petróleo de todos los Argentinos sino evitar que YPF pague dividendos en dólares ya que no los tenemos (que poco épico). En fin tu problema no es tanto haber dicho verdades incomodas en publico sino haberlo hecho desde España. Buena suerte Argentina y que American Express no cancele su tarjeta a la Presidente.”
Poco más puedo añadir.



Fuente: Diario ABC
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