Un seísmo, con epicentro en Buenos Aires, ha sacudido esta semana la actividad comercial internacional, y española en particular, con Argentina. La expropiación de YPF, la filial de Repsol en el país, por parte del Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner ha generado una crisis diplomática y empresarial que, en palabras del presidente del Ejecutivo español, Mariano Rajoy, amenaza con "empañar" el "esfuerzo encomiable de los Gobiernos latinoamericanos para hacer de la región un destino atractivo y seguro para la inversión y el comercio internacional". Los expertos consideran, sin embargo, que aunque el golpe dado sobre la mesa de la Casa Rosada puede perjudicar la imagen de Argentina, América Latina seguirá siendo uno de los principales destinos de la inversión para las grandes empresas españolas, buena parte de las cuales prevé que se convierta en su principal mercado para el año 2015.
"Hay que distinguir por países. Encontramos un movimiento más reivindicativo, nacionalista, que intenta renacionalizar las privatizaciones de los años noventa y tener un capitalismo de Estado. Es el caso de Venezuela, Bolivia, Nicaragua, Ecuador o Cuba. Argentina se ha sumado a este grupo con su acción sobre YPF", resume el investigador del Real Instituto Elcano Federico Steinberg. El caso argentino, paradigma del principal temor de los inversores que operan en estas regiones, ha sido seguido con "una profunda preocupación" desde el sector empresarial. Pese al prudente silencio de las compañías españolas con intereses en la región, la patronal CEOE ha aseverado que el incidente "afectará a las relaciones económicas y comerciales entre ambos países, así como el marco de inversiones y la seguridad jurídica". En paralelo, los presidentes de la patronal europea, Business Europe, y la unión de Cámaras de Comercio, EuroChambres, han remitido una misiva esta semana a Fernández de Kirchner advirtiéndole de las "devastadoras consecuencias internacionales" que puede tener su decisión.
La escalada de tensión entre Madrid y Buenos Aires podría alterar el peso específico de Argentina en la estrategia de expansión de las empresas españolas, para las que el país andino supone el sexto destino de inversión en Latinoamérica (con 116 millones de euros en 2011) y el undécimo mundial. La jugada ya ha sido penalizada por los mercados, apostilla Matías Lamas, de Analistas Financieros Internacionales (AFI), que alude a la fuerte subida experimentada por los credit default swaps (seguros de impago) y la prima de riesgo del país. Desde AFI, sin embargo, consideran improbable que el recelo que despierta la nueva línea política de Argentina contagie a los países vecinos. Algunos de ellos, como México o Colombia, se han apresurado estos días a censurar la estrategia argentina y a abrir sus puertas a la inversión española.
Hay mucho en juego. América Latina recibe casi un tercio del dinero que las compañías españolas dedican a sus negocios en el extranjero y supone el principal destino de inversión fuera de Europa. En 2009, último año del que el Ministerio de Economía dispone de datos globales, el desembolso en la región era de 97.000 millones de euros. "Esa inversión allí ha servido de colchón ante la crisis de aquí", señalan desde el Real Instituto Elcano, detallando que la actividad en Latinoamérica "ha compensado los pobres resultados de algunas compañías en España". Es el caso del grupo Santander que en 2011, por primera vez en su historia, obtuvo de Latinoamérica más de la mitad de sus beneficios (el 51%), mientras que el negocio español solo aportó un 9%. Otro tanto ocurre con BBVA, que obtuvo 1.363 millones de beneficio en España frente a los 1.741 millones de su división mexicana y los 1.007 que aportó América del Sur. No son una excepción. Un reciente informe del Instituto de Empresa Business School realizado sobre las perspectivas de inversión de las 32 empresas españolas con mayor facturación presentes en Latinoamérica revela que "casi la mitad de las compañías considera que su negocio allí puede superar en importancia al que tienen en el mercado español en los próximos tres años".
El "mejor comportamiento económico de Latinoamérica frente a Europa y, especialmente, frente a España" durante la crisis "es la razón que lleva a que más del 90% de las compañías consultadas estén incrementando el peso de su actividad en la región", acuña el informe del Instituto de Empresa. El hecho es que el crecimiento anual de esta inversión podría congelarse en 2012, pero por motivos que nada tienen que ver con el caso Repsol. "A pesar de que Latinoamérica mantiene el paso firme y no parece que el recrudecimiento de la crisis le vaya a afectar de manera relevante, las dudas que suscita la marcha de la economía europea y, especialmente, de la española nos llevan a pensar que tal vez estemos ante un año de transición en el esfuerzo inversor español", concluye el informe. Así, mientras "el año pasado su opción más común era la de incrementarla", en 2012 la tendencia generalizada de la mayoría de grandes empresas españolas con intereses en Latinoamérica será mantener su actividad inversora.
"Va a ser difícil repetir el ritmo de inversión de allí, con el contexto interno y las condiciones de financiación de aquí", desarrollan desde AFI, asumiendo que la sequía crediticia impedirá aumentar la actividad transatlántica. En el caso de la banca, además, Lamas considera que la situación del sector y la reforma impuesta por el Gobierno "es un incentivo a desinvertir allí para intentar sanear aquí a nivel interno".
La segunda derivada que tiene la crisis europea sobre la inversión en Latinoamérica es el efecto contagio que puede producirse de un lado al otro del Atlántico. Aunque la América emergente ha capeado mejor el temporal hasta ahora, siete de cada 10 grandes empresas españolas con presencia allí estima que este año las economías de la región se verán afectada de lleno. Solo Colombia, en menor medida, y principalmente Brasil se revelan como destinos en los que la inversión española crecerá durante 2012.
"Brasil es el mercado más atractivo de Latinoamérica", recoge el informe de Business School, que apunta a su ingente clase media (algo más de la mitad de sus 200 millones de habitantes, y creciendo) y a los grandes eventos internacionales que acogerá en los próximos años (el Mundial de fútbol de 2014 y los Juegos Olímpicos de 2016) como algunos de sus principales fortalezas. El director ejecutivo de la Cámara de Comercio de Brasil-España, Antonio del Corro, defiende que semejante agenda y el Programa de Aceleración del Crecimiento (PAC) harán que las grandes empresas "inviertan mucho más" en el país, puesto que "cualquier proyecto de infraestructuras que quieran hacer va a necesitar una inversión de muchos millones de euros. Las dificultades de financiación, asume Del Corro, lastrarán algo más al ingente desembarco de pymes en Brasil, que suponen ya el 80% de los miembros de la citada Cámara. Potenciar el salto de las empresas de mediano tamaño al otro lado del Atlántico se revela como el principal reto pendiente, asumen en Real Instituto Elcano, argumentando que "las compañías españolas utilizan América Latina como un trampolín. Una vez que ganan músculo allí saltan al resto de Europa y a EE UU".
Las ventajas que presenta esta región frente a otras, según el criterio de los empresarios recogido por el IE, radican en el interesante mercado interno de Latinoamérica, con una clase media y una tasa de consumo expansiva, en las facilidades que proporcionan los acuerdos de libre comercio firmados con EE UU y en el acceso a materias primas. Peor valoración recibe la competitividad de la región y la mano de obra cualificada que se puede encontrar en ella.
Los sectores de actividad más interesantes varían en función del país. En Brasil, por ejemplo, el 50% de la inversión se centra en servicios financieros, un 12,6% en telecomunicaciones y un 8,4% en metalurgia. Un esquema similar al que se repite en México, donde un 43,9% de los intereses españoles se destinan a la banca, un 20,4% a las telecomunicaciones y un 9% al suministro de energía. En Argentina, por contra, la extracción de petróleo y gas natural -antes de tener en cuenta el impacto de la expropiación sufrida por Repsol- representaba un 31,9% de la inversión procedente de España, dejando a las telecomunicaciones un 16,2% y un 10,6% a servicios financieros. Estos tienen algo más de peso en el reparto de los recursos destinados a Chile, un 17,4% que se ve superado por el 19,7% de la inversión en energía y el 20,8% que va a parar a telecomunicaciones, según los últimos datos facilitados por la Secretaría de Estado de Comercio. Estos cuatro países aglutinan un 85% de toda la inversión española que va a parar a América Latina. Un montante que sumaba 83.000 millones de euros en 2009. Brasil, con unos 42.017 millones, es el segundo país del mundo en recepción de fondos empresariales de España, solo superado por Reino Unido. México, en el cuarto puesto, atesora una inversión de 22.777 millones, frente a los 9.895 millones de Chile y los 8.230 millones de Argentina.
Fuente: Diario Cinco Días
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