- Grupo potenciado por la demanda de materias tras la industrialización en China
- Las excelentes conexiones políticas y empresariales de Batista
- Algunas iniciativas tienen más de filántropo que de empresario puro y duro
Cuando vea una empresa cuyo nombre está formado por un acrónimo de tres letras que termina en una 'X', piense en Eike Batista y en sus 22.800 millones de euros. Batista es un ejemplo de la nueva generación de líderes empresariales del mundo en vías de desarrollo, que ahora y no es el mundo en vías de desarrollo, sino los mercados emergentes a los que la Unión Europea suplica, sin éxito, que le compren bonos del Fondo de Rescate.
Así que EBX—la matriz—tiene LLX, MD.X, OSX, LLX, OGX, MPX... Un grupo heterogéneo fundado, sin embargo, sobre dos pilares: la brutal demanda de materias primas desatada en la última década por la industrialización de China, y las excelentes conexiones políticas y empresariales de Batista. No en vano, su padre, Eliezer, fue ministro de Energía y de Minas en los sesenta, y miembro del consejo de administración de Vale, paradójicamente, uno de los principales competidores de EBX.
Porque, si en alguna industria es evidente que Occidente ya no sólo no ostenta la primacía, sino que incluso ha quedado relegado a un segundo plano, es en las materias primas. Y también en la energía. Por ejemplo, aunque cuando nos dicen la palabra 'petroleras' siempre hablamos de las ExxonMobil, BP o Shell, la mayor empresas del sector—con diferencia—es monstruos como Saudi ARAMCO, el monopolio estatal saudí de la exploración y perforación de petróleo que es también la mayor empresa del mundo.
La venezolana PDVSA o la mexicana PEMEX tampoco tienen nada que envidiar a sus colegas occidentales. Entre las mayores empresas que transportan petróleo en el mundo hay varias chinas que amenazan con arrebatar el liderazgo a Glencore o a Vitol. Y en el mundo de las materias primas, Vale o EBX compiten en igualdad de condiciones con Glencore, Rio Tinto o Billiton.
Más que un empresario
Contrariamente a lo que podría pensarse, la minería es una industria muy dinámica. EBX tiene 29 años. Glencore, 37. BHP Billiton es consecuencia de la unión en 2001 de dos gigantes. Las empresas de este sector ganan tanto—si no más—operando en mercados financieros de materias primas que extrayendo el mineral y vendiéndolo.
Y Batista entra en cierto sentido en esa categoría. Algunas de sus iniciativas tienen más de filántropo que de empresario puro y duro de algo, en principio, tan aburrido como el cobre. Por ejemplo, EBX gastado 175 millones de euros en descontaminar la Laguna de Rodrigo de Freitas, en Rio de Janeiro, en la que se celebrarán las pruebas de remo en los Juegos Olímpicos de 2016.
Pero Batista es más que un empresario. En cierto sentido, es un símbolo de la economía del siglo XXI. La industrialización de Brasil, China e India han generado una demanda inmensa de materias primas. El final del comunismo en la Unión Soviética en China ha provocado la extensión de la economía de libre mercado a todo el mundo y han aumentado la oferta de esos productos.
Así es como han nacido los archifamosos BRIC—Brasil, Rusia, India y China—y al mismo tiempo se ha generado un 'superciclo' de materias primas que el miércoles llegaba a un nuevo nivel con el anuncio de que dos gigantes del sector—la anglosuiza Xstrata y la suiza Glencore—están negociando su fusión.
En el centro de ese ciclo está EBX. Y también Brasil. Un Brasil que, a pesar de la aparente unión de los BRIC, tiene frecuentes disputas con China precisamente porque Pekín es importador de muchos de esos materiales, mientras que Brasilia los exporta. Así que EBX es, en el fondo, un heraldo tan importante como Facebook de los cambios que ya han empezado del mundo del futuro.
Fuente: Diario El Mundo
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