Pisos a precio de saldo. La reforma financiera aprobada por el nuevo Gobierno «obliga» a bancos y cajas de ahorros a deshacerse en el plazo de un año de la «vergonzosa» cartera de viviendas acumulada tras el estallido de la burbuja inmobiliaria. Pero en tiempos de crisis, el cartel de «se vende a la mitad» lleva más de un año colgado en los grandes proyectos urbanísticos que se quedaron en «promoción fantasma», paralizados por toda España: Toledo, Guadalajara, Ciudad Real, Málaga, Valencia, Murcia, Barcelona, Madrid-Sur...
Pero, ¿existe hoy un comprador potencial para la amplia oferta que saldrá al mercado? ¿Se percibe ya una clara demanda en los portales «online» de las entidades bancarias? Sin crédito y sin trabajo, ¿quién puede aprovechar la ventajosa rebaja de precios? ¿Serán los pisos de los bancos caldo de una segunda especulación? ¿Es tal la oportunidad o era este el valor real de las viviendas?
La cuantía total de inmuebles que gestiona la banca y el desglose exacto por entidades son datos que sólo se ofrecen con claridad redondeados en millones de euros: en total, 323 millones invertidos en activos inmobiliarios —suelo, viviendas terminadas, en construcción y otros—, de los cuales 175 tienen una cobertura problemática. La escueta información oficial del Banco de España contrasta con las declaraciones de inmobiliarias, promotores y particulares, que ven en esta «lluvia de pisos» una posible competencia desleal.
En la Seseña (Toledo) de Francisco Hernando, más conocido como «el Pocero», los inquilinos que llegaron hace años ocupan las primeras urbanizaciones de la zona norte. Hay bares, pequeños supermercados, incluso un colegio de Educación Primaria. Muy distinta es la visión de las urbanizaciones ya construidas que se quedó el banco: más de 2.000 viviendas yacen «muertas» en medio de la nada, con precios que ya han bajado en los últimos cuatro años de 250.000 euros a algo más de 100.000, si hablamos de pisos de tres dormitorios. La opción a la que hoy más familias se acercan es a la del alquiler con derecho a compra.
Lo mismo sucedió en Guadalajara, aunque allí parece que en los últimos meses la vida está despertando. Valdeluz, en el municipio de Yebes, es una de esas nuevas ciudades proyectada para hospedar a 25.000 habitantes, que pinchó con el estallido de la burbuja inmobiliaria, y tras el carpetazo a la estación del AVE que iba a dar servicio a sus «felices vecinos». En la actualidad, pueblan sus urbanizaciones unos 2.500 habitantes. La inmobiliara del Banco Santander ha bajado los pisos a 78.000 euros y sólo le quedan tres viviendas a la venta. A Bankia también le está funcionando su oferta de pisos de 60 a 80 metros cuadrados a 73.000 y 110.000 euros.
«Campaña de saldos»
En el sur de Valencia, una de las zonas de mayor expansión urbanística de la ciudad en los últimos «años dorados» del sector, se levantaron cuatro grandes torres con una característica común: nadie vive hoy en ellas. A caballo entre la Ciudad de la Justicia y el Hospital La Fe, los dos primeros bloques, ya finalizados, continúan a la espera de compradores en una zona donde el precio de una casa de tres dormitorios roza los 300.000 euros. Los problemas de financiación de sus promotores han llevado al BBVA a retomar las obras de construcción de los otros dos bloques, que sólo disponen de la estructura externa. La entidad, que tiene más de 1.043 a la venta en su portal inmobiliario, ha puesto en marcha una «campaña de saldos» en la que ofrece descuentos que alcanzan el 45%, especialmente en los inmuebles de segunda mano.
Las inmobiliarias, sin embargo, no creen que esta reforma financiera de De Guindos sea la panacea. Al menos no para todo el sector. Desconfían de la actuación de los bancos y apuntan al verdadero problema: si el crédito no fluye no se puede comprar.
El presidente de la patronal de promotores y constructores de España (APCE), José Manuel Galindo, avisa de que un ajuste «brusco» de los precios de los inmuebles de los bancos puede «penalizar» al sector en su conjunto. En su opinión, el precio de la vivienda no es el único factor que determina su compra: «Si una hipotética bajada de precios no va acompañada de crédito tampoco se van a formalizar las ventas», argumenta. Galindo considera que es necesario un marco «de libre competencia», y no un mercado tensionado.
Por último, el grupo que engloba a las grandes inmobiliarias, el G-14, pide que se extiendan a las segundas viviendas los beneficios aprobados para las viviendas de uso principal, el IVA superreducido del 4% y la desgravación en el IRPF, pues es donde existe mucho más stock acumulado.
Fuente: Diario ABC
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