"Hay que apretarse el cinturón. Es verdad que para algunas empresas les cuesta mucho despedir a gente. Y esto va a hacer que el mercado rote más. Para los trabajadores vamos a estar más al tanto en el trabajo. Dar lo máximo para que no te despidan".
Habla una joven en uno de los barrios del centro de Madrid. La reforma laboral aprobada por el Gobierno, que facilita el despido procedente con indemnización de 20 días por año trabajado, suscita todo de reacciones, del apoyo total a la indignación, pasando por la resignación.
"Lo interesante es potenciar el empleo a los jóvenes, donde deberían apostar bastante. No creo que la reforma laboral sea condición suficiente pero sí necesaria", asegura otro joven en Madrid.
La reforma laboral, la segunda "estructural" en menos de dos años, llega con el paro a un nivel histórico, con casi 5,3 millones de desempleados, el 22,85% de la población activa, según el registro del antiguo Inem, y con tendencia a seguir escalando.
"No va a ser mala porque el paro es muy grande. Hay mucha gente sin trabajar, gente muy joven. Algo hay que hacer. El paro es muy grande y la gente necesita trabajar", afirma otro ciudadano en la capital madrileña.
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