Los ministros de Finanzas de la eurozona han llegado a un acuerdo para desbloquear el segundo rescate de Grecia después de 13 horas de intensas negociaciones en las que ha participado también el primer ministro griego, Lucas Papademos, la directora gerente del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde, y el Instituto Internacional de Finanzas (IIF), representado por su director general,Charles Dallara.
El acuerdo ha permanecido durante horas bloqueado por las duras negociaciones en torno a dos puntos especialmente conflictivos: la pérdida de soberanía del país con el envío a Atenas de una delegación permanente de la Troika y la participación privada de los bancos, que finalmente será más alta de lo previsto.
El presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker, ha alabado los ajustes que ha hecho el país pero ha vuelto reclamar más esfuerzos para garantizar el éxito de este nuevo paquete de ayuda que «dará el tiempo necesario para seguir el camino de consolidación fiscal mientras se preserva la estabilidad financiera en Grecia y en la zona euro».
Finalmente se ha dado luz verde al desembolso de 130.000 millones de euros procedentes del fondo de rescate de la zona euro (EFSF por sus siglas en inglés) y del Fondo Monetario Internacional (FMI) que recibirá Grecia en distintos tramos de aquí a finales de 2014. Este dinero se depositará en una cuenta bloqueada a la que el Gobierno heleno sólo podrá acceder cuando se constaten los progresos en el programa de ajustes impuesto como condición a la ayuda.
Para supervisar ese proceso, la Troika enviará a una misión permanente a Atenas que se encargará de auditar en tiempo real cada decisión que adopte el Ejecutivo heleno. «Es necesario asegurar que Grecia cumple con las reformas necesarias», dijo el comisario de Asuntos Económicos, Olli Rehn.
Además, Grecia se ha comprometido a incluir en su legislación nacional el concepto de «absoluta prioridad» del pago de sus compromisos de deuda, según ha explicado Juncker, que ha puesto como ejemplo de un país que ya tiene esta cláusula a España.
Aumenta la contribución privada
Al margen de los fondos oficiales, la participación privada en este segundo programa de ayuda será más alta de lo inicialmente acordado. La rebaja del valor de los actuales bonos griegos que poseen será del 53,5%, frente al 50% previsto. De este modo,Grecia reducirá de golpe el saldo vivo de su deuda en unos 107.000 millones de euros. En suma, la quita que asumen los acreedores privados (bancos, fondos de inversión, etcétera) se elevará hasta el 75% ya que tras el canje de bonos, los nuevos títulos tendrán un interés medio más bajo. En concreto, pagarán un cupón medio anual del 2% hasta 2015; del 3% entre 2015 y 2020; y del 3,5% a partir de ese año.
La tercera pata de este rescate la completa el Banco Central Europeo (BCE), que renunciará a los potenciales beneficios del programa de compra de deuda helena que inició en mayo del año pasado. El eurobanco tiene 40.000 millones de euros en bonos griegos, pero su valor real a vencimiento asciende a unos 55.000 millones. A través de esta herramienta, la institución monetaria transferirá esta cantidad restante a los estados miembros de la zona euro que a su vez lo aportarán al programa de ayuda.
Por último, algunos estados miembros harán también una aportación adicional renunciando a los beneficios que genera el programa de compra de bonos de los bancos centrales. «Todos los estados han acordado rebajar el interés de los préstamos a Grecia con carácter retroactivo hasta el nivel de 150 puntos básicos», ha explicado Rehn.
Con la aportación de fondos públicos y privados, la zona euro espera que Grecia alcance un nivel de endeudamiento «sostenible» en 2020 con un ratio de deuda respecto al PIB del 120,5%. Para ello, el país tendrá que intensificar los ajustes en los próximos años de acuerdo con el calendario fijado por la Troika. Entre otras medidas, Grecia deberá despedir a más empleados públicos, acometer profundas reformas estructurales y llevar a cabo un programa de privatizaciones para ahorrar 50.000 millones de euros de aquí a 2015.
Chistine Lagarde ha explicado que la diferencia entre este programa y el anterior es que en esta ocasión hay «un enfoque mucho más importante hacia la mejora de la competitividad y el crecimiento» frente al primer rescate en el que se primaba más la austeridad.
Sin embargo, un informe de la Troika presentado anoche en el Eurogrupo advierte de que existe la posibilidad de que todas estas cifras acordadas hoy pierdan toda su validez si la recesión en Grecia es mayor de lo esperado. Este texto contempla un escenario de mayor depresión económica en que elevaría la deuda del país hasta el 160% del PIB para 2020, muy lejos del objetivo deseado, y se haría necesario una aportación de fondos valorada en 245.000 millones de euros.
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