Mariano Rajoy avisó de que en seis meses el mapa bancario español debe estar formado solo por entidades «rentables, fiables y solventes». Y de mayor tamaño, le faltó añadir. En el sector financiero se da por hecho que no va a quedar ningún banco o caja con menos de 100.000 millones de euros en activos. En el entorno del ministro de Economía incluso se eleva esa cifra a 150.000. De hecho, y según ha podido saber este diariode fuentes cercanas a ese ministerio, Luis de Guindos ya habría iniciado los contactos con las entidades del país para acelerar la segunda oleada de fusiones que quiere el presidente del Gobierno.
Esas mismas fuentes aseguran que los planes del Ejecutivo pasan por reducir antes de junio el número actual de entidades, 17, a solo la mitad, después de que en los últimos dos años se redujese ya desde 45.
Esto apremia sobre todo a las de tamaño medio, con unos activos de entre 50.000 y 70.000 millones. Su deseo es mantener su identidad y ahora se les presenta una oportunidad: la nacionalizada Unnim, que el Banco de España quiere adjudicar en subasta antes de final de febrero. El supervisor ha entregado ya el cuaderno de venta —elaborado por el banco de inversión japonés Nomura— a una veintena de entidades nacionales y extranjeras y, según aseguran desde el propio regulador, seguirá el mismo proceso de venta que la CAM: Unnim y luego Banco de Valencia serán adjudicados a quien menos ayudas y garantías exijan. El próximo viernes las entidades deberán presentar una oferta no vinculante si quieren seguir en el proceso.
Se prevé que en la puja final queden las entidades medianas más solventes. Ibercaja, con un músculo de 42.000 millones de euros, ya se postuló y en el sector es vista como una de las favoritas. Su presidente, Amado Franco, ha reconocido en varias ocasiones su intención comprar la caja catalana (28.538 millones) para no quedarse rezagada. El recién creado Kutxabank, así como Unicaja —todavía en proceso de integración con Caja España-Duero— estarían en igual condición. Pero a última hora les ha surgido un competidor, el Banco Popular, que también acudirá a la puja.
Fuentes cercanas a la entidad presidida por Ángel Ron aseguran a este diario de que el interés por Unnim es real y que su equipo está mirando las cuentas de la caja. A pesar de que aún no ha empezado a digerir la compra del Pastor, el Sabadell le adelantó como quinto banco del país tras la compra de la CAM. El Popular se plantearía la operación con el fin de ganar tamaño y no perder la estela de la gran banca.
Las entidades que no consigan dar un bocado en esa subasta lo intentarán más tarde, entre marzo y mayo, con Banco de Valencia, que el organismo dirigido por Miguel Ángel Fernández Ordóñez planea subastar después de Unnim. Por su parte, cajas de menor tamaño como Caja 3 o Liberbank deben negociar al mismo tiempo fusiones entre ellas y con otras de mayor peso para asegurar su futuro. En este sentido, existen ya conversaciones entre ellas de cara a una posible integración a tres bandas en la que participaría incluso entidades de tamaño medio, como Kutxabank, Unicaja, Ibercaja, BMN y Banca Cívica.
Lo que también se estima en el sector es que el Santander, BBVA y CaixaBank estarían esperando al final del proceso no para comprar los restos sino para digerir a los pesos pesados. Novagalicia Banco y CatalunyaCaixa, cuyo capital está controlado al 90% por el FROB, tienen hasta septiembre para que inversores privados recompren las acciones del Estado. En caso de no conseguirlo no podrían ser absorbidas por una entidad mediana por su elevado tamaño. Sería entonces el turno de Emilio Botín, Francisco González e Isidro Fainé.
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