Ayer se esperaba el examen de los mercados a la reforma del sector financiero aprobada el viernes por el Gobierno español. Pero fue imposible conocer de manera precisa el veredicto.
Se cruzó por medio la incertidumbre sobre el futuro de Grecia en la zona euro, hasta el punto de que esa circunstancia, y no las dudas o certezas sobre la banca española, provocaron la escalada de la prima de riesgo del bono español hasta cotas récord desde el nacimiento de la moneda única en 1998.
Así lo interpretó, al menos, el Ejecutivo de Mariano Rajoy, que achacó las turbulencias de ayer en los mercados bursátiles y en los de deuda pública al hecho de que "Grecia se encuentra al borde del caos", según palabras pronunciadas en Bruselas por el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo.
El titular de Economía, Luis de Guindos, corroboró la misma tesis poco antes de asistir en la capital comunitaria a la reunión mensual del Eurogrupo (Consejo de Ministros de Economía de la zona euro).
La prueba del contagio griego, argumentó De Guindos, es que "la subida de la prima de riesgo ha sido bastante generalizada". Al final de la jornada, la prima española subió a 477, la italiana a 424 y el bono alemán revalidaba su papel de valor refugio con una caída de la rentabilidad hasta el 1,46%.
"España ya ha tomado todas las medidas que se consideran adecuadas para volver al crecimiento económico y estabilizar su economía", señaló De Guindos. Y pidió a continuación que el Eurogrupo se centre en el problema griego. "Es ahí donde debemos actuar", señaló tras defender la adopción inmediata de "decisiones fundamentales".
Los ministros de Economía respaldaron la reforma acometida por el Gobierno español. Pero le pidieron que acelere el proceso de tasación externa de los valores inmobiliarios. Y además, que prevea cuanto antes los mecanismos de apoyo al sector por si fueran necesarios. El presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker, preguntado sobre la posibilidad de que el fondo de rescate contribuya a esos mecanismos, se limitó a contestar que "el Gobierno español hará lo que tenga que hacer".
El Eurogrupo exigió ayer a Grecia el cumplimiento de las condiciones previstas en el plan de rescate, sea cual sea la composición de su futuro Gobierno.
La amenaza más o menos velada de expulsión intentaría forzar la formación de un Gobierno griego después de que las elecciones del pasado 6 de mayo hayan dejado en minoría a los partidos firmantes del rescate (los conservadores de Nueva Democracia y los socialistas del Pasok).
El presidente de la República griega siguió ayer ese guion y planteó la posibilidad de formar de nuevo un Ejecutivo tecnocrático respaldado por la mayoría de los grupos parlamentarios. Falta por ver si Syriza, la formación de izquierdas que multiplicó sus votos en los últimos comicios hasta convertirse en la segunda fuerza política, acepta esa solución.
La mayoría de los ministros de Economía de la zona euro, en un mensaje claramente dirigido contra el líder de Syriza, Alexis Tsipras, advirtió ayer que no hay margen para renegociar el memorándum de condiciones elaborado por la troika (Comisión Europea, Banco Central Europeo y Fondo Monetario Internacional) y que impone las condiciones para los préstamos que recibe Atenas. Sin embargo, Juncker no descartó la revisión de los plazos concedidos siempre que se forme un Gobierno que asuma el memorándum.
La CE y el BCE, de hecho, invocaron ayer de nuevo la posibilidad de que el país abandone el euro si no cumple esas condiciones. "Deseamos que Grecia siga en la Unión Monetaria, pero debe decirlo por sí misma", se desentendió la portavoz de José Manuel Barroso, presidente de la CE. Miembros del consejo de gobierno del BCE también minimizaron el posible impacto de una salida a pesar de que el vendaval bursátil desatado ayer parece contradecirles.
La dramática jornada bursátil vivida ayer demostró que el riesgo de contagio no es fácilmente controlable. España, como uno de los países potencialmente más afectados, se mostró más prudente. "No quiero hablar de salida del euro, porque sería un fracaso para todos", señaló De Guindos. "Europa", añadió el ministro, "vive en estos momentos una encrucijada en relación con el tema griego (...) y espero que el Eurogrupo dé una respuesta importante en ese sentido".
La respuesta definitiva, sin embargo, podría llegar hoy desde Berlín, donde una canciller Angela Merkel alicaída electoralmente recibe a un flamante presidente francés. François Hollande podría decantar si el futuro de Grecia es dentro o fuera del euro.
El presidente heleno propone un nuevo Gobierno tecnócrata
Grecia vuelve a estar en la cuerda floja y a amenazar la frágil construcción de la zona euro. La falta de acuerdo para formar Gobierno tras las elecciones legislativas del 6 de mayo ha destapado el temor de los socios europeos a prestar dinero a un país que pueda ser difícilmente gobernable y que no está dispuesto a cumplir con la férrea disciplina fiscal que imponen los acuerdos con la UE, el BCE y el FMI a cambio de las ayudas que eviten la bancarrota.
El presidente de la República, Karolos Papulias, propuso ayer a los líderes de los partidos formar un nuevo Gobierno de tecnócratas que saque al país del punto muerto en el que se encuentra tras la fragmentación política surgida de las elecciones. Se trataba de salvar de nuevo in extremis la capacidad de gobierno del país y hacerlo en sintonía con las exigencias de Bruselas para garantizar al tiempo la permanencia de Grecia en el euro.
Las elecciones han dado como resultado un Parlamento atomizado en el que ninguno de los partidos comprometidos con Bruselas tiene mayoría suficiente (151 escaños) para formar un Gobierno estable, ni uniéndose entre ellos.
Los partidos considerados europeístas fueron convocados ayer a una nueva reunión, que reanudará hoy, para intentar lograr un Gobierno de emergencia. Las formaciones en cuestión son Nueva Democracia, liderada por Antonis Samaras, que representa a la derecha tradicional y tiene 109 escaños; el partido socialista, el Pasok de Venizelos, que cuenta con 41 diputados; Syriza, la formación más a la izquierda, con 51 representantes, y Dimar, de centro-izquierda, con 19 asientos. Syriza se opone a participar en el Gobierno porque considera que los ajustes que impone Bruselas son un "crimen" del que no quieren ser cómplices. Europa contiene la respiración.
Fuente: Diario Cinco Días
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