Los bancos españoles aseguran que las familias pagan y seguirán pagando sus hipotecas. Pero los inversores extranjeros tienen dudas y las provisiones anunciadas ayer por Bankia con dinero público suben el listón y ponen en guardia a los analistas.
El fantasma de la morosidad de las hipotecas de particulares, temido por los inversores internacionales y agitado por las recientes declaraciones de Moody’s, no parece turbar los sueños de los banqueros españoles, ocupados en lidiar con monstruos de otra envergadura. El problema, según aseguran los banqueros y muchos analistas, sigue estando en los promotores y el ladrillo empresarial, que es lo que está provocando estragos en el sistema financiero español.
“Las hipotecas en España se pagan”, dijo la semana el ministro de Economía, Luis De Guindos, intentando zanjar un debate que, pese a tener pocos defensores entre los expertos, se ha instalado entre los inversores foráneos, cada vez más escépticos sobre el futuro de España.
“Estuve en una de las reuniones con inversores que tuvo De Guindos en la City y la verdad es que no dejaban de preguntarle por la mora de las hipotecas”, relata un analista de un gran banco internacional que prefiere no ser citado. “Nos preguntan mucho, y estamos haciendo un gran esfuerzo en explicar que las hipotecas no son ni van a ser un problema”, hacen eco desde el Departamento de Relaciones con Inversores de un banco cotizado.
A principios de mayo, un informe de JP Morgan lanzó la alarma sobre las hipotecas, afirmando que estas iban a transformarse en el siguiente problema de la banca española. En el atmosfera pesimista que rodea el sistema financiero español, donde el agujero provocado por el ladrillo no deja de crecer, la mecha prendió fuego rápidamente.
Contribuyó al incendio la reciente decisión de Moody’s de rebajar el ráting a la mayoría de las entidades españolas, aduciendo el temido aumento de la morosidad hipotecaria como una de las razones del recorte. “Moody’s espera que la recesión y el muy elevado desempleo provoquen un deterioro de la calidad de los activos también en los créditos a las familias y a las empresas no dedicadas al sector inmobiliario”, explica el informe de la agencia de calificación.
Según las fuentes bancarias consultadas, tampoco ayudará al sector el hecho de que Bankia, en su plan de saneamiento y recapitalización con dinero público, haya decidido elevar la cobertura de las carteras crediticias sanas, tanto de las empresas no relacionadas con el ladrillo, como de las familias. En concreto, Bankia ha provisionado 3.300 millones adicionales para las empresas, elevando la ratio de cobertura del 2% hasta casi el 7% y 2.200 para las familias, subiendo la ratio al 3%.
"Se ha puesto el listón muy alto y ahora lo que tememos es que el mercado nos reclame a todos lo mismo", dice una fuente de uno de los principales bancos del país. En otro, aseguran que "el mercado no discrimina, pero debería hacerlo, porque no todos tenemos los mismos créditos, ni siquiera para las hipotecas".
El paro, la espada de Damocles
La mora del crédito para la adquisición de viviendas se situó en diciembre en el 2,8%, según los últimos datos disponibles en el Banco de España. Hay 18.286 millones de activos dudosos, sobre un total de 656.500 millones de euros de crédito. Se trata de una ratio de morosidad muy reducida, sobre todo si se compara con la dudosidad general del crédito, que en diciembre ya había alcanzado el 7,7% y en marzo ha subido hasta el 8,47%.
La mora del crédito para la adquisición de viviendas se situó en diciembre en el 2,8%, según los últimos datos disponibles en el Banco de España. Hay 18.286 millones de activos dudosos, sobre un total de 656.500 millones de euros de crédito. Se trata de una ratio de morosidad muy reducida, sobre todo si se compara con la dudosidad general del crédito, que en diciembre ya había alcanzado el 7,7% y en marzo ha subido hasta el 8,47%.
Algunos analistas consideran que a la ratio de mora hipotecaria habría que sumar algún punto más de “dudosidad escondida”, debido a las operaciones de renegociación de condiciones y alargamiento de plazos que los bancos suelen hacer con los clientes que tienen problemas para pagar su hipoteca. “Aun así, el incremento no llegaría al medio punto porcentual y la ratio sigue siendo moderada, en línea con lo que ocurrió en la anterior crisis”, explica Nicolás López, director de análisis de M&G Valores.
La cuestión es que muchos inversores están preocupados porque el espectacular incremento del paro acabe convirtiéndose un generador de impagos en los préstamos para vivienda. “La percepción, sobre todo en el extranjero, es que el Gobierno, pese a lo que defienda ahora, pronto se verá obligado a eliminar o reducir el subsidio de desempleo, lo que llevará a muchas familias a no poder pagar la hipoteca”, afirman desde el servicio de análisis de un banco estadounidense.
Aun así, la mayoría de los expertos coincide con los banqueros en quitar hierros al asunto. Según Ignacio Moreno, analista de Citigroup, lo normal es que la morosidad de las hipotecas suba. “Pero incluso si pensamos en que los créditos morosos se dupliquen, desde los actuales 18.000 millones, no nos parece que esto vaya a ser el problema de la banca española”, afirma.
Nicolás López, a su vez, defiende que en España, por el tipo de cultura y, especialmente, por el hecho de que no se aplica la dación en pago (es decir, la restitución de la vivienda no implica la cancelación de la deuda con el banco) la hipoteca es lo último que deja de pagar una familia. Según el responsable de M&G Valores, si como se prevé la recesión terminará a principios del próximo año y el paro no subirá muy por encima del 25%, no hay porque pensar que la mora de la vivienda particular se transforme en un problema. “No creo que la morosidad hipotecaria particular vaya a ser el detonante de una segunda fase de la crisis, el mercado español es muy distinto del estadounidense”, resume.
Esta es también la postura que defienden los banqueros españoles, respaldados por el Banco de España. En su último informe de Estabilidad Financiera, el regulador afirma que en el actual escenario macroeconómico lo normal es que “la ratio de morosidad del crédito a las personas físicas para adquisición de vivienda aumente”. Sin embargo, este incremento se verá moderado por las características del mercado español. El regulador recuerda que en la crisis de 1993 la mora hipotecaria llegó al 4 %: entonces, la tasa de paro estaba en el 24 %, como ahora, pero los tipos de interés rondaban el 14%. Con todo, el Banco de España también matiza que “entonces el endeudamiento era menor y la salida de la crisis fue más rápida”.
A su vez, el ministro de Economía defendió ante los inversores de la City que la mora de la vivienda particular suele tener más correlación con los tipos de interés que con el paro, según fuentes que estuvieron presenten en el encuentro.
Este argumento es también uno de los que están utilizando los bancos para tranquilizar a los inversores. Además, intentan explicar, sobre todo a los analistas extranjeros, que la cultura de la vivienda en propiedad en España es muy distinta de la que impera en otros países, especialmente los anglófonos.
Finalmente, los bancos defienden que cuando una familia no puede afrontar los pagos de su hipoteca las entidades están dispuestas a negociar plazos, o periodos de carencia para que el cliente pueda seguir pagando el préstamo. “No se trata de encubrir la morosidad, sino de dar facilidades porque, pasado el bache, el español vuelve a pagar y cumple con el préstamo”, dicen en una entidad mediana.
Fuente: Diario Expansión
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