Confianza en la marca española y fe en el comercio exterior. El mensaje parpadea como una esperanzadora «consigna» sobre el telón de una nueva semana plagada de sobresaltos para la economía española, y tras la concurrida reunión del ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación, José Manuel García Margallo, con lo mejor de nuestra «artillería empresarial». España tiene que seguir creciendo fuera para poder empezar a crecer dentro: de momento, no hay mejor alternativa para reactivar nuestra economía, al menos a corto plazo, tal y como apuntan políticos y expertos.
A pesar del deterioro de la situación económica internacional y de la revisión a la baja de las perspectivas de crecimiento de los países desarrollados, las exportaciones españolas de mercancías aceleraron su ritmo de avance en el tercer trimestre de 2011, hasta el 14,8% interanual. Las importaciones también repuntaron, si bien su avance (8,6%) fue inferior al de las exportaciones. Como consecuencia de ello, el déficit comercial español se redujo un 12,8% respecto a las cifras del tercer trimestre de 2010.
Pero el tirón de nuestras exportaciones y la internacionalización de las grandes empresas en un 2012 maltratado por la grave crisis, tiene que ir acompañado del que se presenta como uno de los grandes retos para los próximos años: el salto al exterior de la pequeña y mediana empresa y la atracción de más inversión extranjera.
Con los datos en la mano, España es el tercer país a nivel mundial en cuanto a peso de sus inversiones exteriores sobre el PIB, duplicando a otros países como Italia o Estados Unidos y cuadruplicando a Japón, según un informe elaborado por Indra, la multinacional española de Tecnologías de la Información puntera dentro y fuera de nuestro país. En el momento actual, tenemos por primera vez empresas líderes y referentes posicionadas en sectores clave: hay 12 marcas españolas entre los 38 sectores que califica la revista Forbes.
Pero en la «conquista de nuevos mercados» queda aún mucho camino por recorrer, sobre todo, para la pequeña y mediana empresa. La CEOE apunta, de hecho, que la mayor parte de laactividad económica española en el exterior está en manos del 1% de las compañías, en su mayoría multinacionales, y apenas unas 1.000 empresas acaparan el 67% de las ventas en estos mercados.
Con este panorama de expansión dentro y fuera de la UE como punta de lanza del crecimiento, ¿qué puede hacer el Gobierno para relanzar la «marca España» en el exterior? ¿Cómo podemos convertir las exportaciones y la internacionalización de nuestras empresas en el principio del cambio de la economía española?
Mario Weitz, consultor del Banco Mundial y profesor de ESIC, enumera una serie de medidas que serían eficaces para vender el producto nacional: «Pasar las responsabilidades del ICEX al Ministerio de Exteriores; potenciar la formación en márketing de las pymes; dotar de fondos al ICO para financiar la internacionalización; acudir a las ferias bajo una sola marca —en lugar de un puñado de Autonomías —; no tener miedo a la fusión de varias empresas...» y, todo ello, con la vista puesta en los «mercados emergentes, sobre todo, China, India e Iberoamérica. Ni el consumo, ni el gasto ni la inversión van a subir este año, por lo que solo queda la exportación», defiende Weitz.
Para Santiago Carbó, catedrático de Análisis Económico de la Universidad de Granada, «lo importante es que haya credibilidad en el proyecto de recuperación español y en las reformas, pero también una mayor cohesión europea en políticas de crecimiento, permitiendo un comercio y exportaciones más fluidas y una mayor demanda de los países europeos que más capacidad de gasto tienen en estos momentos, como Alemania». «En todo caso —advierte— resulta difícil esperar que la recuperación venga solo por el lado de las exportaciones de nuestras empresas, puede ser el elemento compensador mientras se espera la recuperación de la demanda interna, pero no será suficiente».
El catedrático del CEU-San Pablo y profesor del IE Business School, Rafael Pampillón, apunta la necesidad de «convertir nuestras embajadas en el motor de promoción de las empresas españolas» en el exterior, algo que ya hace EE.UU. «Son las empresas —argumenta— las que mantienen la economía de un país, generan empleo y dan esa imagen de marca sólida. El gran reto ahora es conseguir que también las pymes den el salto, es la única forma de crezcan» en la difícil coyuntura actual.
Garantía de calidad
Otra de las analistas consultadas, también del IE, Patricia Gabaldón, propone utilizar como referencia de nuestra marca «aquellos elementos españoles que tienen más presencia en el exterior, desde multinacionales hasta deportistas de élite. Los valores culturales y turísticos de alto nivel ofrecen garantía de calidad a los inversores dentro y fuera de nuestras fronteras».
A juicio de Gabaldón, «las exportaciones han sido un colchón para la economía española de los últimos años (en 2010, el sector exterior contribuyó positivamente al crecimiento nacional (1,1%) al tiempo que caía la demanda interna (-1,2%)). Potenciar la “marca España” a través de las exportaciones es una manera de generar esa percepción de calidad, seguridad, que ayudará positivamente a la recuperación de la economía española».
Desde la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea), proponen un cambio radical de políticas para potenciar un crecimiento que se materialice, entre otras medidas, «en un mayor apoyo a las empresas en su orientación hacia el exterior y, en particular, al mercado asiático; la simplificación de la regulación para facilitar la actividad empresarial, y la entrada y salida de nuevos competidores —España está en el puesto 147 de la lista de los 183 países del mundo donde es más complicado empezar un negocio, según el Banco Mundial—».
Infravalorar o ignorar la «marca España» como factor de competitividad y activo para las empresas que se internacionalizan significa situarse en la línea de meta en una situación de desventaja. El último estudio del Instituto Español de Comercio Exterior (IECE) sobre la «Imagen País», recuerda que, esa actitud se refleja en «los márgenes comerciales de los procesos exportadores y la rentabilidad de las inversiones en el exterior». Por tanto, si queremos potenciar lo que ya hacemos bien y abrir nuevas oportunidades de mercado para las pymes tenemos todos que compartir el paraguas de la marca España.
Fuente: Diario ABC