El desplome bursátil de la constructora llevó a la banca acreedora a exigir más garantías a los dos financieros, que optan por rebajar su participación al 9,06% y quedar como terceros accionistas.
El desplome bursátil de la constructora llevó a la banca acreedora a exigir más garantías a los dos financieros, que optan por rebajar su participación al 9,06% y quedar como terceros accionistas.
Los Albertos pliegan velas en ACS. Los financieros Alberto Cortina y Alberto Alcocer, accionistas clave del grupo de construcción y servicios, han vendido un 3,44% de la compañía para pagar a la banca acreedora. La presión del mercado sobre la cotización del grupo constructor y de la banca acreedora sobre Cortina y Alcocer habrían condicionado esta retirada en el capital de ACS.
Los socios pasan del 12,5% al 9,06% del capital, según han comunicado a la CNMV, y ceden a Florentino Pérez (12,52%) el puesto de segundo máximo accionista de ACS. La familia March se mantiene como principal propietario, con un 18,3%.
Las garantías
Cortina y Alcocer han vendido este porcentaje en bolsa para no tener que aportar más garantías o arriesgarse a que se ejecutasen las garantías iniciales, comprometidas cuando elevaron su participación en 2007, si el precio del título de la constructora seguía cayendo.
Cortina y Alcocer han vendido este porcentaje en bolsa para no tener que aportar más garantías o arriesgarse a que se ejecutasen las garantías iniciales, comprometidas cuando elevaron su participación en 2007, si el precio del título de la constructora seguía cayendo.
Durante ese año, pasaron del 11% al 12,5% del capital. El continuado desplome de ACS en bolsa ha forzado a los financieros a deshacerse del 3,44% con unas minusvalías significativas. En lo que va de año, los títulos del grupo constructor y de servicios presidido por Florentino Pérez se han dejado un 37% en el parqué, y eso teniendo en cuenta que ayer cerraron con una subida del 4,25%, hasta 12,99 euros por acción.
En junio de 2007, el valor de ACS llegó a situarse en casi 40 euros por título.
El crédito con el que los financieros aumentaron su posición en la compañía ese año estaba pignorado con acciones que han tocado fondo.
Los Albertos permanecerán en el capital de ACS con un 9,06% a través de Imvernelin Patrimonio y Corporación Financiera Alcor. La primera sociedad controla un 8,67% y la segunda, un 0,29%. Sin embargo, los financieros acuden históricamente a las juntas del grupo con otro 3% que no es de su propiedad pero que representan. Cortina y Alcocer seguirán contando con este porcentaje, por lo que en la próxima junta de ACS, asistirán como tercer accionista con un 12,06%. Ambos socios están presentes en el núcleo accionarial desde los orígenes del grupo.
Dependencia
Los dos financieros quieren eliminar la dependencia bancaria y desapalancar a sus dos principales sociedades, según fuentes conocedoras del proceso.
Los dos financieros quieren eliminar la dependencia bancaria y desapalancar a sus dos principales sociedades, según fuentes conocedoras del proceso.
El problema al que se han enfrentado Los Albertos con la depreciación de participaciones empresariales compradas a crédito es muy parecido al que han sufrido otras entidades españolas por el desplome de las cotizaciones en la bolsa.
Sin ir más lejos, la propia ACS se ha encontrado con un problema similar con su participación en Iberdrola, en la que llegó a tener hasta un 20% del capital, en 2010, lo que originó una batalla que ha durado seis años y que le ha enfrentado con el presidente de la eléctrica, Ignacio Galán, por el control de la compañía. Las minusvalías por la caída en bolsa de Iberdrola y la presión de sus acreedores obligaron a ACS a deshacer sus posiciones y ahora sólo controla un 6,6% de la eléctrica, después de haber cedido un 8,25% a Société Générale. Además, ACS se ha embarcado en un programa de desinversiones de filiales y participadas, como la venta de su negocio termosolar, el 23,5% de la filial de servicios Clece o el 10% de Abertis para reducir su endeudamiento.
Un caso similar es el de la constructora Sacyr, que compró un 20% de Repsol en 2006 con un crédito de 4.900 millones de euros, cuando cotizaba a unos 27 euros. Sacyr se vio obligada a vender la mitad de esa participación en diciembre de 2011, debido a la presión de los acreedores y con un precio de unos 21 euros por acción.
En la misma tesitura se encuentra la cadena Hesperia, que se convirtió en el primer accionista de su rival NH en 2006, al comprar un 12% por un precio de 14,5% euros. En la actualidad, las acciones de NH valen 2,12 euros, lo que ha llevado a los bancos a pignorar los títulos.
Fuente: Diario Expansión
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