La globalización cabe en un solar de un polígono marroquí. En una nave construida por una promotora murciana, en la que una empresa japonesa fabrica cables que montan marroquíes por menos de 300 euros al mes y que se instalarán en un coche alemán, trabaja un jefe de inventario aragonés que al ver a un murciano grita: "¡Que nos roban el agua!". Y el director de planta, Dorin, un rumano con cara de pocos amigos, concluye en castellano: "La política de España solo la entienden los españoles".
La globalización no la entiende el aragonés. "Antes éramos 600 en Zaragoza. La empresa externalizó a Rumanía y luego aquí. Y de esos 600 ya no quedamos ni 150. Ya te digo que así, al menos nosotros, no salimos de la crisis".
Fuera de la nave, decenas de trabajadores siguen construyendo lo que será Atlantic Free Zone, un polígono de 344 hectáreas en Kenitra (norte de Marruecos, 1,2 millones de habitantes) que abrió su primera nave en enero. Los promotores, que han invertido 100 millones de euros desde el inicio de las obras en 2010, son el banco público marroquí Caisse de Dépôt et de Gestion y el grupo murciano Edonia World.
Uno de los propietarios de esta firma es Facundo Armero, el albañil que llegó a oficial, luego a empresario y después a fundador de Polaris World antes de vender su parte en 2006 por unos 300 millones de euros y ser imputado por supuestas presiones a cargos electos. Edonia, que tiene casi 200 trabajadores, invitó a este periódico a visitar el polígono. Busca clientes para colocar las naves. Casi la mitad tiene comprador o inquilino. Ninguno de ellos es español.
Han firmado contratos para instalarse allí empresas de la automoción como la japonesa Sumitomo, que invertirá unos 25,3 millones de euros, la nipona Fujikura (15 millones), la austriaca Hirschmann (11,3 millones), la francesa Saint-Gobain Sekurit (10 millones) y la tunecina Coficab (4 millones).
El consejero de Atlantic Free Zone, Javier Navarro, que se encarga de la labor comercial, explica las "ventajas": la mano de obra marroquí resulta "más barata, unos 275 euros al mes, menos incluso que la China, donde se pagan 388 euros", y exportar a Europa desde el país africano "reduce un 61% el coste de transporte respecto a China".
Parte del polígono es "zona franca", es decir: 200 de las 344 hectáreas están exentas de pagar ciertos impuestos, como el de sociedades.
El metro cuadrado tiene un precio similar al de España; la mano de obra y los impuestos, no. Cosas de la globalización.
Fuente: Diario Cinco Días
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