Las grandes constructoras se han encontrado con una enorme piedra en el camino que lleva a la recuperación del sector en España. Tras la fuerte contracción sufrida en los últimos años -su aportación al PIB se ha reducido a la mitad desde 2008-, las empresas de infraestructuras confiaban en que este año fuera el del relanzamiento de su negocio local, apoyado en un crecimiento de la economía superior al 3% y la apuesta de los partidos políticos por reactivar la obra pública.
Sin embargo, la falta de visibilidad en torno a la formación de un Gobierno estable a corto plazo ha nublado el horizonte de estas compañías y la esperanza de recuperación se ha esfumado. «Venimos de años muy malos, y las nuevas perspectivas para este 2016 no pintan nada bien», explican fuentes del sector.
Las constructoras señalan a la actual «incertidumbre política» como una de las grandes responsables de la nueva parálisis del sector. «La licitación pública está parada y en los ministerios hay una sensación de interinidad en la que no se toman decisiones relevantes de inversión», denuncia el primer espada de una las cinco grandes compañías del sector.
Los primeros cálculos realizados por estas empresas incluyen ya cifras de retroceso de la facturación para este año, a pesar de que las previsiones de crecimiento económico del país se mantienen por encima del 3%. La duda ahora es si el ritmo de aumento aguantará la actual inercia en este escenario de parón regulatorio. «Tarde o temprano se acabará notando el estancamiento», señalan en el sector.
Ante la previsión de que las ventas vuelvan a caer en 2016, dos de las grandes constructoras del sector han movido ficha y anunciado profundos recortes de plantilla en sus filiales de construcción en España. En el caso de FCC, anunciado el viernes, el ERE afectará a un total de 750 empleados, equivalente a un 15% de la plantilla total. Antes del grupo que controla Carlos Slim y Esther Koplowitz fue Sacyr la que anunció un ajuste de personal próximo a las 400 personas, que representa el 30% del total.
Los nuevos despidos tienen cierto parecido con los aprobados por el sector entre 2010 y 2013. El final del Plan E lanzado por José Luis Rodríguez Zapatero en 2008 para inyectar actividad a la economía e intentar frenar su desplome llevó consigo un tijeretazo del 83% de la licitación pública entre los ejercicios 2009 y 2012. En cifras redondas, la inversión reconocida pasó de 35.354 a 5.908 millones de euros en ese período.
La caída llevó a las empresas a reducir plantilla o a recolocar a su personal en otras áreas, como la de servicios, la industrial o internacional. El empleo en el sector cayó desde los 2,9 millones de activos en 2008 a los 1,2 millones en el último trimestre de 2015.
Otra de las consecuencias de la parada de la licitación pública va a ser la retirada de inversiones hacia otros mercados con mayor potencial de crecimiento. El consejero delegado de Ferrovial, Íñigo Meirás, ya ha avanzado que el grupo centrará su disparos en otros países ante «la falta de oportunidades» en España. Esta estrategia de internacionalización ha sido recurrente en el caso de las grandes constructoras durante los últimos años.
Otra salida pasa por compensar la congelación de la obra pública con el repunte de la privada. Éste es el caso de la propia Ferrovial, que medita su vuelta al sector inmobiliario atraída por la reactivación de la construcción de nuevas viviendas.
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INGEYPRO INGENIERÍA Y PROYECTOS. OFICINA TÉCNICA DE CONSTRUCCIÓN
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