jueves, 29 de diciembre de 2011

El negocio de los pisos embargados

La pérdida de la vivienda habitual es una de las consecuencias más graves de la crisis. Las cifras hablan por sí solas: 313.826 ejecuciones hipotecarias desde el año 2007 hasta el segundo trimestre del ejercicio actual, según datos del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). No obstante, para lo que unos es una desgracia, para otros se puede convertir en una oportunidad de negocio. Es lo que ocurre con las webs y empresas especializadas en la comercialización de los inmuebles requisados que han proliferando en los últimos tiempos. Una actividad económica que intenta dar salida al enorme stock de viviendas que acumulan las entidades financieras, pero que no se salva de la crítica de los que apoyan a las personas desahuciadas por impago hipotecario.
Un ejemplo es Pisos Embargados de Bancos, en cuya web publicita más de 25.000 inmuebles en España que han pasado a manos de unas 25 entidades. La mayoría de estas viviendas proceden de particulares que no pudieron hacer frente a las cuotas de la hipoteca. Los descuentos pueden llegar al 60% del precio inicial. Fernando Acuña, socio director de la empresa y ex directivo de Deutsche Bank, explica que los pisos embargados es “el producto que más se vende” hoy en el sector inmobiliario y apunta que “los que tienen más problemas son los promotores, que compiten con los bancos, los cuales disponen de promociones enteras sin vender y dan financiación al 100% del valor de tasación“. El hecho es que desde el inicio de la ola de desahucios las entidades financieras empezaron a organizar sus propias estructuras inmobiliarias.
Además de enfocar su negocio al particular interesado en conseguir “una ganga”, Acuña está trabajando en la colocación de  “paquetes de pisos” a fondos de inversión de Reino Unido y Estados Unidos. “Ahora mismo lo importante es comprar rápido y vender rápido, porque estamos en un mercado bajista”, comenta. En este sentido, la estrategia consistiría en comprar por volumen, ya que de esta manera se consiguen mejores descuentos, y vender un poco más caro.  De todos modos, la empresa ha conseguido este año pocas transacciones de este tipo.
Al principio la mayoría de pisos embargados eran de poca calidad, ya que procedían de clases más humildes, que fueron las más perjudicadas al inicio de la crisis. En la actualidad, según Acuña, “el producto es muy interesante”, ya que también hay vivienda procedente de constructores y particulares de clase media.
Las entidades quieren deshacerse de sus stocks con tanta celeridad que a veces se producen situaciones como la de Lluís Martí. Tras perder el empleo, no pudo pagar la hipoteca y el banco se adjudicó el piso – el valor de tasación era de 200.000 euros-, y Lluís se quedó con una deuda residual de 95.000 euros. Todavía no había sido desahuciado, cuando comprobó perplejo que su piso aparecía a la venta en un portal inmobiliario por 135.000 euros.
Entre el oportunismo y la sensibilidad social 
Este tipo de empresas han suscitado críticas entre las asociaciones que abanderan la lucha contra los desahucios. La portavoz de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), Ada Colau, en esta entrevista, bautiza como “pisos manchados de sangre” las gangas inmobiliarias procedentes de embargos. Tampoco ve con buenos ojos que “fondos de inversión internacionales” compren paquetes enteros a “precio de saldo”. En este sentido, argumenta: “El problema es que se compren como inversión a largo plazo y que, como el inversor no vive aquí, lo tenga vacío y se despreocupe de su estado”.
Por su parte, el secretario general de la Asociación de Usuarios de Bancos, Cajas y Seguros (ADICAE), se lamenta de esta situación, que se ve “favorecida” porque “no hay control ni legislación adecuada” en especulación de vivienda. “Esto fomenta un negocio que nos ha llevado a la desgracia”, añade. Considera que “si la ley fuera diferente, habría menos embargos y una bolsa de vivienda pública”. Otra queja de ADICAE se centra en el hecho de que los bancos y cajas sólo financien al 100% los pisos de su bolsa de vivienda y que el crédito no fluya igual para todos los consumidores. Aparte de esto, la asociación promueve en la actualidad una moratoria hipotecaria de dos años para aquellas familias que tienen dificultades para pagar su hipoteca, “una segunda oportunidad de recuperarse y poder vivir en su piso”, comentan.


“Me parece una postura como cualquier otra – dice Fernando Acuña – pero, ¿qué hacemos con un parquet de 300.000 pisos embargados? ¿Podemos estar en contra de que un activo se quede sin uso y pierda valor? Los pisos hay que venderlos. Es la regla de juego”, comenta, aunque añade que es “una tragedia” que la gente se quede sin casa. Por este motivo, Pisos Embargados de Bancos ha abierto una nueva línea de actividad: buscan comprador de los pisos cuyos propietarios tienen problemas para pagar antes de que sean embargados. De este modo, “evitas que el banco se quede con la vivienda, el coste de comercialización, al deudor se le condona la deuda residual, y el que compra lo hace a precio ajustado”.


La solución al alud de desahucios hipotecarios e inmuebles que se quedan vacíos no es fácil de encontrar. Esta será, sin duda, una de las principales asignaturas a las que el nuevo Gobierno español tendrá que hacer frente con urgencia.
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