Luo Baogen se negó a firmar el documento que decretaba la demolición de su casa para construir una nueva autopista. Pero el gobierno no detuvo el proyecto y levantó la carretera alrededor de su vivienda.
El caso de este granjero de Zhejiang ilustra dos de los asuntos sociales más conflictivos en China: los desahucios y demoliciones para hacer sitio a modernos
proyectos urbanísticos. Se estima que más del 60% de las protestas que se producen cada año en el país están relacionadas con las apropiaciones de tierras.
proyectos urbanísticos. Se estima que más del 60% de las protestas que se producen cada año en el país están relacionadas con las apropiaciones de tierras.
Las leyes chinas de propiedad no reconocen la propiedad privada del suelo, solamente concesiones que pueden ser expropiadas en caso de “interés público”. Sin embargo, el concepto de “interés público” no está definido legalmente.
Esta ambiguedad es utilizada por los gobiernos locales para vender las parcelas a promotores urbanísticos “bien conectados”. Según Guan Qingyou, profesor en la Universidad de Tsinghua (Pekín), la venta de terrenos produce el 75% de los ingresos de las administraciones.
¿Recalificaciones? ¿Corrupción urbanísita? ¿Desahucios?
A mí esto me suena de algo.
Fuente: Diario Público
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