miércoles, 4 de abril de 2012

La desconfianza en España dispara el precio de la deuda


Ni el cambio de aires en La Moncloa, ni el espítiru reformista del Gobierno de Mariano Rajoy ni el hecho de que este haya presentado los Presupuestos más austeros de la democracia han logrado aplacar las dudas sobre la solvencia del país. La desconfianza en España vuelve a cobrar fuerza, alimentada en buena parte por declaraciones que llegan de fuera de nuestras fronteras y que hablan incluso de rescate. Un día después de que el Ejecutivo popular presentase unas cuentas que incluyen duros ajustes —como exigían Bruselas y los mercados—, el Tesoro público ha tenido que pagar hasta un 25% más a los inversorespara colocar deuda soberana. La prima de riesgo se ha disparado y supera ya los 390 puntos básicos.
A mediodía, el diferencial entre el bono español a diez años y el alemán, referente de solvencia, ha tocado los 392 puntos, tras abrir la jornada en 358 y cerrar ayer la sesión en 364. Ese incremento de casi 30 puntos básicos en la prima de riesgo —todavía por debajo del máximo histórico, de 468 puntos, registrado el pasado 22 de noviembre— se produce horas después de que el Tesoro haya celebrado una subasta atípica: el órgano emisor ha roto su racha de buenas colocaciones—en los últimos tres meses había logrado colocar más deuda y más barata— y ha tenido que prometer ya a los inversores mayores rentabilidades para que estos compren títulos soberanos del país.

¿Y la banca?: fin de la buena racha

En concreto, la subasta ha adjudicado 2.589 millones de euros en bonos a 3, 4 y 8 años. Por los últimos ha tenido que ofrecer un rendimiento del 5,36%, un 3,25% más que en la anterior colocación. Por las letras a cuatro años ha garantizado un interés del 2,96%, un 17,55% más. Y por las primeras se ha comprometido a pagar a los inversores un 4,36%, un 25,58% más.
La cantidad adjudicada se queda en la parte baja del objetivo del Tesoro, que pretendía colocar entre 2.500 y 3.500 millones de euros. Y a pesar de que los inversores enviaron ofertas de compra por hasta 6.560 millones. Fuentes del Ministerio de Economía admiten que se ha optado por no forzar esos tipos —esto es, pagar más— dado que el Tesoro cuenta con liquidez suficiente.
De hecho, con las anteriores subastas, que se cerraron con éxito, el Estado ya logró cubrir el 47% de las necesidades de financiación a medio y largo plazo —86.000 millones — de todo el año. Además, con las últimas colocaciones el coste medio de la deuda soberana emitida ha bajado del 3,9% que se pagaba en diciembre de 2011 al 3% actual. El sobrecoste que se ha venido pagando en los últimos años está recogido en los Presupuestos presentados ayer: el Estado asumirá este año una factura de casi 29.000 millones para abonar los intereses de los títulos soberanos.
Buena parte del éxito de las anteriores subastas se basó en la compra de títulos soberanos por parte de los bancos del país. Animados por el Banco Central Europeo (BCE) y el Banco de España, las entidades financieras usaban los créditos al 1% que pedían en la barra libre de liquidez del BCE para comprar deuda pública que rinde en torno al 3%. «Los bancos no podrán estar invirtiendo en deuda pública de manera indefinida, pues ya se habla de que van a necesitar más ayuda para salir de la situación en la que se encuentran», explica Miguel Ángel Rodríguez, analista asociado de la agencia de inversión XTB. «Y los inversores extranjeros están todavía muy lejos de volver a invertir», añade.

Una de cal y otra de arena

El pasado fin de semana, los ministros de Finanzas reunidos en el Eurogrupo, entre ellos el alemán, aplaudieron el esfuerzo de austeridad pero avisaron de que «queda trabajo por hacer». Las cuentas anunciadas por el Ejecutivo popular han logrado el visto bueno de Bruselas y también de los analistas. Lo que causa desconfianza es su trámite y el comportamiento de las comunidades autónomas.
Jorg Asmussen, consejero del Banco Central Europeo (BCE), pidió un trámite de urgencia para esos Presupuestos y que su aprobación en el Parlamento no se demore, como está previsto, casi dos meses. Es la tesis que aún no ha pronunciado pero que defiende también el comisario europeo de Asuntos Económicos, Olli Rehn. Es decir, Bruselas, que pidió más control sobre las cuentas de las autonomías para que este año sí cumplan con el objetivo de déficit.

¿Ajustar o crecer?

Como fuere, lo que más dudas suscita es la fortaleza —o debilidad— de la economía española. Los mercados temen que ese ajuste —que ellos mismos piden— acaben por dañar la recuperación económica. Que de tanto recortar no se dé un impulso al crecimiento. «Dudo que los inversores estén pidiendo a un Gobierno que deje de estimular su propia economía para financiarlo. Por el contrario, creo que de seguir por este camino nos vamos a encontrar con que las necesidades de financiación de España se irán complicando cada vez más», dice Rodríguez.
El presidente del BCE, Mario Dragui, que hoy ha decidido mantener los tipos de interés de la Eurozona en su mínimo histórico del 1%, vino a decir en rueda de prensa que son necesarias todavía más reformas y ha recetado a los países que han perdido competitividad que «extremen los ajustes salariales». Y añadió: «Lo que esperan los mercados son reformas, y no lo digo solo por España». Pero lo dijo.
A esa discusión sobre el estado de las cuentas del país y cómo aliviarlo se han unido en los últimos días declaraciones nada halagüeñas sobre el futuro del país. «España tiene hoy un riesgo de quiebra más alto que nunca», espetó recientemente el economista jefe de Citigroup, William Buiter. «Quiero decir que no comparto, en absoluto, la opinión negativa que sobre España se está difuendiendo en foros e instancias internacionales», respondió con firmeza el presidente de Banco Santander, Emilio Botín.

Fuente: ABC
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