domingo, 4 de marzo de 2012

Ya tengo el MBA. Y ahora, ¿quién tiene una oferta a la altura?


Marc André Lein tiene las cosas muy claras. Licenciado en Comercio Internacional, este alemán dejó su trabajo en una consultoría, en la que llevaba tres años, para estudiar un MBA en Barcelona. Su objetivo: adquirir nuevas habilidades que le permitieran en un futuro lanzarse por sí solo a abrir un negocio. "Me matriculé en Esade para perfeccionar mi español y aumentar mis nociones en operaciones, marketing y ventas, aspectos que me ayudarán en mis planes a largo plazo", comenta Lein. De su idea de negocio, ni pío, claro.
Dos meses antes de concluir sus estudios en la Ciudad Condal ya había firmado el contrato laboral de su actual trabajo. Lein vive ahora en Ámsterdam, donde trabaja en Boston Consulting Group (BCG). La entrevista con la consultoría la consiguió a través del servicio de carreras de la escuela de negocios catalana. "Manejé dos ofertas: la que acabó siendo mi puesto de trabajo, suministrada por la escuela, y otra que me llegó gracias a mis propios esfuerzos", comenta.
La promesa de mejorar sustancialmente a nivel laboral es uno de los alicientes que lleva cada año a miles de alumnos a cursar programas de MBA, unos estudios cuya matrícula no suele bajar de los 50.000 euros. De ahí que todas las escuelas de negocios dediquen muchos recursos a la atención personalizada de sus alumnos en materia de colocación (Career Service, le suelen llamar). Esade presume de colocar al 92% de sus estudiantes en menos de tres meses. El IE Business School maneja porcentajes similares: en 2010, último año del que tienen datos completos, consiguió un puesto de trabajo para el 89% de sus titulados. Lo cual tiene mérito, ya que cada año salen 636 graduados (frente a los 180 de Esade).
El caso de Marc André Lein ilustra bien la casuística de los estudiantes de MBA: profesionales, con mayor o menor experiencia, que deciden (y pagan por) darle un cambio a su carrera. "En mi actual puesto de trabajo estoy desarrollando las habilidades que he aprendido en la escuela, lo cual me servirá más adelante cuando dé un nuevo salto en mi carrera", apunta el alemán. Asegura, por cierto, que sus condiciones salariales han mejorado tras pasar por Esade, pese a que confiaba en que esto ocurriera igualmente, dada su progresión en la compañía en la que trabajaba.
Las escuelas de negocios tienen cuantificado el sueldo medio con el que se reincorporan sus estudiantes al mercado laboral. En el caso de Esade, el contraste de dichos datos señala que la remuneración está mejorando año tras año. Así, los graduados en 2011 están cobrando un promedio de 68.000 euros anuales, más 14.000 en bonus (los mismos registros que tiene el IE). En el caso de Esade, la cifra es algo superior a la de 2010 y más de 10.000 euros mayor que la de 2009.
Los salarios, no obstante, distan mucho de los que predominaban entre los recién titulados en los mismos centros hace ahora unos 10 años. Así, en 2001 los datos de IE e IESE, según publicó CincoDías, situaban en 15 millones de pesetas (unos 90.000 euros al cambio) la retribución con la que se incorporaban los alumnos al mercado laboral. Una cifra casi un 50% mayor a la de hoy en día, eso sin contar el efecto del IPC en más de una década.
El impacto de la crisis
"La crisis se hizo notar de manera significativa en las ofertas a nuestros graduados al año siguiente de su arranque", señala Ángel Cabrera, presidente de Thunderbird y exdecano de IE, en referencia a 2009. "Aunque no hemos dejado de tener ofertas, para algunos graduados el proceso de búsqueda puede llegar a durar ahora casi el doble que antes".
Como en todo promedio, siempre hay excepciones. Sergey Gorbatov, graduado el año pasado por el IE, gana más de 100.000 euros. Trabaja en Philip Morris España, pero desde su Rusia natal, ya que no ha conseguido aún un permiso de trabajo. "En mi experiencia, España hace todo lo posible para evitar la atracción de talento extranjero", se queja. Gorbatov tuvo antes de acabar el MBA cinco ofertas de trabajo, la mayoría de ellas fuera de España. La que acabó aceptando le llegó a través del servicio de carreras de IE, pero reconoce que las demás le llegaron, en gran medida, gracias a los contactos que había recopilado antes de iniciar los estudios.
El número de ofertas recibidas y la remuneración no es lo único que ha cambiado para los nuevos titulados en las escuelas de negocios.
Un trabajo de largo recorrido
"Las ofertas en Europa son ahora muy flojas, y hay mucho más interés por parte de empresas en países emergentes", abunda Cabrera. Efectivamente, en torno al 80% de quienes cursan un MBA acaban trabajando fuera de España. Lo cual no es de extrañar, dado que los estudiantes nacionales son minoría. En el caso del IE, por ejemplo, suponen solo el 15% del total. Las escuelas de negocios enfocan el desarrollo de la carrera profesional de sus alumnos como una asignatura más dentro de sus estudios. La planificación y la asesoría son claves en este sentido. "El servicio de carreras empieza a trabajar antes incluso de que el estudiante empiece el curso", señala Helga Kirchner, responsable de su funcionamiento en Esade.
Fuera de los MBA, el éxito en la búsqueda de empleo de los estudiantes en escuelas de negocios es dispar. Al margen de la atención que se pone en el alumno, que no es poca, el salario inicial es menor. Juan Antonio Carrasco, de Esic, señala que "para los perfiles júnior las prácticas constituyen parte del proceso de selección para una futura incorporación de carácter laboral", por lo que la remuneración no es comparable a la de un MBA (generalmente quien estudia ese posgrado ya ha pasado por ese escalafón laboral). Sin embargo, el peaje no tiene por qué ser malo. "Durante el último año casi la mitad de nuestros alumnos recibieron una propuesta de incorporación mediante contratación laboral a la finalización de sus prácticas.
Es el caso, por ejemplo, de Laura Friend. Consiguió su actual empleo en la firma Porsche a través del programa de prácticas de Esic, centro en el que cursaba un máster de Dirección de Marketing y Gestión Comercial. Tras pasar a tener un contrato fijo en la compañía, su salario se sitúa entre los 24.000 y los 26.000 euros. Había estudiado Económicas en la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) y, una vez completados sus programas de prácticas en empresas como Oracle o Philips, se propuso cambiar de tercio. "Quería trabajar en el área de marketing, pero no conseguía cambiar de departamento. Lo conseguí gracias al máster y a su programa de becas", apunta. Lo logró, aunque su remuneración poco tiene que ver con la de quienes estudian un MBA.

Fuente: Diario Cindo Días
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